martes, septiembre 26, 2006

Encuentro con el P. José Aldunate


HECHOS Y COMENTARIOS
Publicado en MENSAJE Nº 368, MAYO 1988

P. José Aldunate
Premio "2001"

La asamblea general de las Organizaciones No Gubernamentales de la Comunidad Económica Europea decidió otorgar, a partir de este año, un premio especial a quien se haya destacado en el mundo por su esfuerzo en promover la solidaridad internacional. Estas organizaciones, preocupadas del desarrollo y de educar especialmente a la opinión pública europea para una mayor colaboración con los países subdesarrollados, quieren apoyar el camino de la solidaridad internacional no sólo por razones morales, sino "porque ella contribuye al equilibrio mundial". Para resaltar "iniciativas o esfuerzos notables", crearon este Premio 2001, que fue otorgado por primera vez el 18 de abril, en Bruselas.

Lo notable fue la persona elegida para este único premio: el P. José Aldunate, jesuita chileno, que vive pobremente en una población de Santiago y que no parece estar dedicado precisamente a la solidaridad internacional. A él se eligió, se le invitó a Europa, y allí, en el Palacio de los Congresos, recibió la distinción y se dirigió a él el Arzobispo sudafricano Desmond Tutu, Premio Nóbel de la Paz, quien había viajado especialmente para la ocasión. Fue también recibido por el Cardenal de Bruselas y, el viernes 22, por el Rey de Bélgica, en entrevista privada.

¿Por qué este homenaje europeo a un sacerdote pobre de un país lejano, que parece estar más dedicado a participar en manifestaciones locales contra la tortura y en defensa de los derechos humanos que a promover "la solidaridad internacional"?

En la designación de este premio en el marco de las relaciones Norte-Sur a un hombre que ha dedicado su vida a los pobres, me parece ver una certera intuición de las Organizaciones No Gubernamentales europeas: que la solidaridad internacional no es únicamente asunto de los gobiernos ni de los países industrializados, sino que debe partir también desde abajo, y desde una actitud personal de compromiso con los reales valores de las personas y los pueblos. El premio buscaba explícitamente hacer resaltar alguna "iniciativa marcante" con respecto a las preocupaciones de estas organizaciones europeas. En particular, fue otorgado como un reconocimiento a una acción "por la libertad y contra la injusticia y la opresión". Y fue elegido un hombre que, en verdad, ha hecho de la solidaridad con sus hermanos el centro de su vida. Esa solidaridad, vivida en circunstancias tan difíciles y como parte y expresión de todo un pueblo que se organiza para defender su derecho a la verdad y a la justicia, puede ser un ejemplo y un incentivo viviente para una mayor cooperación y solidaridad entre los pueblos del Norte y los del Sur.

Del testimonio de vida de José Aldunate, que durante unos años enseñaba teología en la Universidad Católica por un semestre y trabajaba en el PEM al semestre siguiente, resalta, sin duda, su labor en el Movimiento Contra la Tortura "Sebastián Acevedo". Con valentía y constancia, este Movimiento, del que es cofundador, viene denunciando la práctica aberrante de la tortura en Chile, y haciéndolo en forma pacífica: desplegando lienzos ante los lugares de tortura o frente a los Tribunales de Justicia, que "callan", o frente al Palacio de Gobierno. Casi siempre son reprimidos con violencia, a menudo encarcelados, pero no cejan, hasta que haya conciencia de que, si se tolera esta práctica, se está siendo cómplice de ella. "Para nosotros —dijo el P. Aldunate en la magna asamblea— los derechos humanos se sintetizan en el derecho a una vida plena; a partir del no-hombre, del indio, del pobre o del torturado, no los concebimos como derechos adquiridos, sino como exigencias de vida, de una vida que no se tiene, pero que se puede tener". La concurrencia europea, que debate las relaciones Norte-Sur, tiene que haber meditado el testimonio viviente que les entregó este humilde sacerdote del Tercer Mundo. Luego del premio, todos escucharon en silencio el himno que canta siempre el Movimiento: "Por el pájaro enjaulado, por el pez en la pecera, yo te nombro libertad..."