viernes, octubre 09, 2009

La reconciliación necesaria

Uno de los regalos de ser personas, y que nos diferencia de los otros animales, es que no funcionamos meramente por instinto: tenemos la posibilidad de pedirnos perdón, de restaurar los lazos que por distintas razones hemos roto.

Esto que es evidente entre las personas, también hemos de hacerlo cada uno consigo mismo, y también entre los distintos grupos de la sociedad.

En la así llamada 'Parábola del Hijo Pródigo' se nos muestra el rostro de Dios en la persona de un Padre que ama a sus hijos: que sin desconocer la ofensa, antepone a ella la misericordia y compasión, y celebra la 'vuelta a casa'.


Les ofrecemos volver a esta parábola para reconocer en qué parte del camino largo hacia la fiesta del perdón estamos (para sacar mayor provecho se puede abordar en dos partes).