martes, junio 23, 2009

Compartiendo la palabra de Dios... CCB "Camino a Belén", campamento La Esperanza, La Florida

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“Ustedes son la luz del mundo: ¿cómo se puede esconder una ciudad asentada sobre un monte? Nadie enciende una lámpara para taparla con un cajón; la ponen más bien sobre un candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Hagan, pues, que brille su luz ante los hombres; que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al Padre que está en los Cielos.” (Mateo 5, 14 – 16)



María: “Hoy vinieron los empleados de una empresa que le dona plata al techo a tomar desayuno aquí al campamento. Y quedaron sorprendidos… ¡no podían creerlo! Los invitamos a la sede, les servimos hartas cosas ricas… pan amasado, palta, tecito, café… y compartimos un rato. Vieron nuestras casas ordenadas, el campamento limpio, sin basura, los niños impecables… Les contamos todo lo que hacemos: estaba la Marcia que es la directora de educación. Y la Miriam que está en la directiva les contó todo lo del proyecto de vivienda. Antes de que se fueran les mostramos la Virgen que pusimos en el campamento. Tenía velitas y flores. Como comunidad cristiana la pusimos ahí para encomendarnos a ella… para que salgan nuestras casas.”

Miriam: “No puedo creer lo impresionados que estaban ¿Qué pensaban ellos que era un campamento?”

Marcia: “Si… la gente cree que porque uno vive en un campamento es delincuente, o es cochino, o agresivo…. Había una señora que llegó muy despectiva, ni nos saludó, miraba todo como con asco.”
Maggi: “Es que igual, cuando uno ve las noticias se da cuenta porque la gente piensa así… si los campamentos los muestran solo cuando llueve, y eligen al niñito más cochino y lleno de barro para ponerlo ahí… o si no, los muestran cuando hay tráfico de drogas o violencia...”

María: “Si pero eso es injusto, osea, violencia, drogas y niños descuidados por sus mamás hay en todos lados, no se porqué nos tenía que tocar a nosotros, si en los campamentos somos iguales a todos los demás…”

Miriam: “Pero por lo mismo, yo creo que lo que hoy pasó fue muy importante. Como dice la Palabra, nosotros somos la luz del mundo, y no podemos esconder lo que estamos viviendo acá. Tenemos que mostrar, que somos gente como todas las demás, que tenemos sueños y proyectos, que nos esforzamos por sacar las cosas adelante.”

Marcia: “Si, pero con toda esa gente que te mira feo, a veces es difícil… a esa señora que vino hoy día daban ganas de mandarla a la punta del cerro, si no fuera por que Dios me ha regalado más paz y paciencia… antes de estar en la comunidad la hubiera echado a patadas, no te estoy leseando…”

Maggi: “Pero Marcia, yo también tenía ganas de echarla a patadas, pero me di cuenta de que si hubiera actuado así le hubiera dado la razón… mejor aguantarse un poco a veces, ser amable. A veces hay que saber poner la otra mejilla como nos dice Jesús. Yo creo que esa señora también se fue pensando, quizás haber venido le cambia un poco la mentalidad… ¿quien sabe?... Tu Jaque que no hai hablado nada… ¿que pensai?”

Jaque: “Yo creo que el Señor nos está diciendo algo con la palabra de hoy. Que cosas como la que hicimos hoy la deberíamos hacer más… Mostrarle a los demás, a los jóvenes, a la gente de nuestra ciudad, que la gente de los campamentos no es como ellos piensan. Aquí en La Esperanza Jesús nos puso una luz, y no deberíamos dejarla guardada para nosotras, todos deberían saber, solo así se acabarían todos los prejuicios.”

Miriam: “Si, yo creo que también deberíamos darle gracias a Dios. Mal que mal esa luz la puso Él en nosotros. Él nos mandó a los voluntarios y Él nos tiene hoy juntándonos en la comunidad de base… aunque nos cuesta a veces juntarnos, yo se que Él nos reúne, deberíamos darle gracias…¿Recemos un Padre Nuestro? …”

Todas: “Padre Nuestro, que estás en el cielo…”

Sole Del Villar
(después de una reunión con la comunidad)

viernes, junio 12, 2009

Tu Evangelio es terrible

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Señor, he oído predicar tu Evangelio
a un sacerdote que vivía el Evangelio.

Los pequeños, los pobres,
quedaron entusiasmados;
los grandes, los ricos,
salieron escandalizados,
y yo pensé que bastaría predicar sólo un poco el Evangelio
para que los que frecuentan las iglesias se alejaran de ellas
y para que los que no las frecuentan las llenaran.

Yo pensé que era una mala señal para un cristiano
el ser apreciado por la “gente bien”.
Haría falta - creo yo -
que nos señalaran con el dedo tratándonos de locos y revolucionarios.
Haría falta - creo yo - que nos armasen líos,
que firmasen denuncias contra nosotros,
que intentaran quitarnos de en medio.

Esta tarde, Señor, tengo miedo,
tengo miedo porque sé que tu Evangelio es terrible:
es fácil oírlo predicar, es todavía fácil no escandalizarse de él,
pero vivirlo...
vivirlo es bien difícil.

Michel Quoist.

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