El panorama de ingreso a la ciudad era bastante desolador: una gran hilera de casas del sector de la Poza, uno de los más golpeados por el maremoto, quedó totalmente sobre la calle, por lo que la única manera de ingresar a la ciudad era sobre la linea del tren. En esta ciudad los voluntarios del Techo se proponían levantar 60 viviendas, en el sector de Centinela, además de colaborar con el ejército en la coordinación logística de la cantidad de ayuda que llegaba a la ciudad (o sea, armar cajas de alimentos). Al grupo de voluntarios que llegó desde Santiago se sumó un contingente de voluntarios de la ciudad de Talca. El lugar de alojamiento: el jardín infantil que administra el Hogar de Cristo en el sector de Chacarillas 2. Además de recibir la alentadora visita de Marcelo Bielsa el día del 'Chile ayuda a Chile', muchas manos de vecinos no afectados por el terremoto contribuyeron a levantar las primeras 20 viviendas de emergencia. Una de las dificultades que debimos enfrentar era todo lo relacionado con la logística y transporte de los materiales para las viviendas, pues contábamos inicialmente solo con un camión 3/4 que podía acarrear el equivalente a 3 casas a la vez, y cada vuelta demoraba alrededor de una hora. Como las cuadrillas eran relativamente pequeñas, aprovechamos de echarnos una mano unas a otras, y así, al final del día, alcanzamos la meta propuesta.
Por las mismas razones logísticas el almuerzo llegó tarde, a eso de las 16:00 hrs. Habíamos aliviado algo del cansancio con las sandías que trajeron algunas personas generosas en una camioneta, pero el almuerzo tardó en llegar. No dejé de preguntarme por este forzado y momentáneo ayuno, recordando las contundentes palabras del profeta Isaías, tan explícitas en este tiempo de cuaresma en el que la Iglesia nos invita a la penitencia y a la conversión personal (recomiendo la lectura completa del capítulo 58, copio acá solo los versículos 6 al 12): "El ayuno que yo quiero es éste: abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos;compartir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo y no despreocuparte de tu hermano.Entonces brillará tu luz como la aurora, tus heridas sanarán rápidamente; tu justicia te abrirá camino, detrás irá la gloria del Señor.Entonces llamarás al Señor, y te responderá; pedirás auxilio, y te dirá: Aquí estoy. Si destierras de ti los cepos, y el señalar con el dedo, y la maledicencia;si das tu pan al hambriento y sacias el estómago del indigente, surgirá tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía.El Señor te guiará siempre, en el desierto saciará tu hambre, hará fuertes tus huesos, serás un huerto bien regado, un manantial de aguas cuya vena nunca engaña,reconstruirás viejas ruinas, levantarás sobre los cimientos de antaño; te llamarán tapiador de brechas, restaurador de casas en ruinas." Al final de ese sábado, con un fuerte ceachei, se asomó la esperanza de la reconstrucción.
Vamos preparándonos para celebrar en Semana Santa los misterios de nuestra redención.