FERNANDO VIVES SJ
“…las relaciones del capital con el trabajo, condiciones de éste con respecto a su duración, jornales, compromisos recíprocos, empleo de las mujeres y de los niños, son otras tantas cuestiones acerca de las cuales, además de las leyes económicas, entran en juego principios de orden moral sobre las cuales la Iglesia no puede desinteresarse: principios de justicia, de caridad, de donde depende, con la felicidad del individuo, la estabilidad de la paz social.” (en “La Iglesia y las riquezas”, diario La Unión, 19 de febrero de 1932)
El padre Fernando Vives Solar fue uno de los más destacados artífices del movimiento social cristiano, surgido en Chile a principios del siglo XX. Sus escritos y acciones se convirtieron en uno de los principales instrumentos de divulgación de la doctrina social de la Iglesia. Aplicó la experiencia obtenida en sus largas estadías en Europa al apostolado social, intentando transformar la actitud de los católicos chilenos frente a los postergados y desposeídos. Era conocido por su espíritu abierto, gran piedad y celo.
Fue un hombre de acción que encauzó al proletariado católico a través de diversas organizaciones como la Liga de Acción Sacerdotal, la Liga Social y el Secretariado Económico Social. También fue conocido como el director espiritual de Alberto Hurtado y por la influencia que ejerció sobre la generación de jóvenes que formaron la Falange Nacional. No obstante, pese a la importancia de su obra, la figura del padre Vives es distante y desconocida para la mayoría de los chilenos.
Fernando Vives Solar nació el 24 de marzo de 1871. Realizó sus estudios secundarios en el Instituto Nacional, ingresando posteriormente a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, que más tarde dejó para incorporarse a la Facultad de Derecho de la Universidad Católica. En 1896 entró al Seminario de Santiago, para integrarse luego a la Compañía de Jesús. Realizó sus primeros votos religiosos en 1899 y posteriormente fue enviado al monasterio de Veruela en Aragón, para continuar su formación. Allí estudió humanidades clásicas y filosofía. Luego, en Tortosa del Ebro, terminó sus estudios de filosofía y realizó los de teología.
Fue ordenado sacerdote en julio de 1908, momento en el cual, al decir su primera misa, formuló su propósito de dedicar su apostolado a servir a los pobres. De regreso a Chile se integró al colegio San Ignacio como profesor de historia e inició la instrucción de jóvenes en la doctrina social de la Iglesia. Esta acción fue resistida por los sectores más tradicionales de la sociedad chilena. Para muchos conservadores su obra buscaba organizar a los pobres e incitarlos contra los ricos.
Así, incomprendido y mal interpretado, en enero de 1918, fue instado a dejar Chile, radicándose más de catorce años en Europa. En 1931 retornó al colegio San Ignacio en Chile, donde vivió hasta su muerte sucedida el 21 de septiembre de 1935. En este período, el padre Vives desarrolló una intensa acción social con jóvenes y obreros, además de trabajar activamente en sus funciones como director del Círculo Sacerdotal de Estudios Sociales, de la Liga de Acción Sacerdotal y del Secretariado Económico Social de la Acción Católica.
En suma, luego de su ordenación sacerdotal, su estadía en Chile no fue prolongada y se circunscribió a dos períodos cortos de tiempo, desde 1915 a 1918 y de 1931 a 1935. Sin embargo, en este breve lapso, Vives desarrolló una variada y fructífera acción social, alcanzando una decisiva influencia y notoriedad entre los jóvenes, los trabajadores y el clero en su empeño por difundir y aplicar la doctrina social de la iglesia.
“Mi única ambición, mi único camino en la vida, es la lucha por los trabajadores. No espero nada; sólo aspiro, al final de la vida, morir sacrificado como mi Maestro, Cristo…Lucharé tesoneramente contra la injusticia social para quebrar la prepotencia de los capitalistas” (en Antihistoria de un luchador, Clotario Blest, 1823-1990)
Clotario Blest Riffo es una figura emblemática y respetada por todos los grupos políticos chilenos, tanto por su obra como dirigente sindical, como por su vida ejemplar en pro de los derechos humanos y de los trabajadores de Chile.
Nació en Santiago el 17 de noviembre de 1899, en el seno de una familia modesta. Desde muy joven estuvo vinculado a la Iglesia Católica, estudió en el Seminario de Santiago con una beca, siendo influenciado por el pensamiento social cristiano del sacerdote jesuita Fernando Vives Solar. A pesar de su fuerte vocación religiosa no escogió el camino al sacerdocio.
En 1922 entró a trabajar como empleado público en la Tesorería General de la República y comenzó a frecuentar las conferencias del dirigente Luis Emilio Recabarren. Asimismo, inspirado en el pensamiento social cristiano, participó en agrupaciones sociales ligadas a la Iglesia propiciando un Jesús Obrero, idea que fue rechazada por la jerarquía eclesiástica. En la década de 1930 comenzó su actividad sindical al interior de la administración pública, organizando clubes deportivos y la Asociación de Empleados de Tesorería. Su figura alcanzó importancia nacional al lograr constituir en 1943 la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF). Su fuerte liderazgo e independencia de los partidos políticos, le permitieron alcanzar su máximo sueño, la unidad de los trabajadores, con la fundación de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) en 1953.
Clotario Blest, desde la presidencia de la CUT, encabezó permanentes huelgas y movilizaciones sociales para protestar por las malas condiciones económicas de los trabajadores y a favor de reajustes de sueldos, ante la galopante inflación que desvalorizó rápidamente los salarios de obreros y empleados. Estuvo al frente de las grandes huelgas nacionales de 1954, 1955, 1956, 1960 y 1962, siendo catorce veces encarcelado por Carlos Ibáñez del Campo, tres por Jorge Alessandri y una por Eduardo Frei Montalva.
En 1961 abandonó la presidencia de la CUT y comenzó a participar en los movimientos revolucionarios que surgieron en Chile inspirados en la Revolución Cubana. Asimismo, se sintió identificado con la Teología de la Liberación. Durante la Unidad Popular no tuvo participación; sólo manifestó su precupación por la división de los trabajadores. Después del Golpe Militar de 1973, participó activamente en contra de la violación a los derechos humanos, colaborando en la fundación de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, cuya sede estuvo por años en su propia casa.
En los últimos años de su vida, fue acogido por los sacerdotes franciscanos, haciéndose conocida su anciana figura de larga barba blanca, mameluco azul y cordón franciscano amarrado a su cintura. Falleció en Santiago el 31 de mayo de 1990.