miércoles, mayo 17, 2006

Al menos tenemos buenas intenciones...


Varios de los que estamos tratando de sumarnos a esto de las comunidades en campamentos estuvimos hace un rato en el seminario que organizó el Centro de Alumnos de Ingeniería UC en el Centro de Extensión de la Católica. Yo estuve solamente en el bloque de la tarde. Junto con comentar algo de lo que los panelistas dijeron, comparto con ustedes la sensación que me queda:

Me resulta muy decidor que en este y otros eventos del tipo no estén presentes los beneficiarios de los distintos voluntariados: un poblador, o un grupo de ellos, algún dirigente sindical, algún grupo de señoras... esto lo dijo muy bien Nico del'Orto, y lo repitió Sebastián Zulueta, invitando a considerarlo pa'la próxima. Destaco que Nico respondiera a la pregunta acerca del grado de involucramiento de los voluntarios con las familias beneficiadas por Techo, señalando que éste ha crecido con los programas más permantentes de apoyo en los campamentos: esto es algo en lo que hay que seguir creciendo, que si no se parece harto al turismo.

Me gustó la actitud de S. Zulueta de enganchar el voluntariado en su contexto histórico, haciendo alusión a los años 60 y 70, a la vinculación con la actividad política, y a las búsquedas que surgieron en los 90s. Me gustó también su actitud de mirar los desafíos en su conjunto, reconociendo que las ONG y OSFL representan un sector importante, al lado del político y el económico. Rescato también la invitación a la cooperación y colaboración entre sectores y organizaciones: solo así construiremos país, y no será nuestra actividad simplemente la respuesta a un capricho o tincada personal, sino más bien a un sueño común de país, donde todos quepan.

El alcalde de Puente Alto, Ossandon, nos anduvo descolocando un poco. Por un lado, porque aseveró que el servicio público no era exclusivo para los universitarios ni de los profesionales: el fue alcalde de Pirque, y ahora de Puente Alto, y se puso a trabajar en el campo apenas terminó cuarto medio. Esto nos ayuda a los universitarios a evitar ser autocomplacientes, a no creernos tanto el cuento de que somos los salvadores del país, y que si no hacemos algo, nadie lo hará. Por otro lado, dijo algo muy serio, y es que las políticas públicas se han enfocado principalmente a construir casas, o colegios (menos), o consultorios (menos todavía), en general a levantar soluciones materiales, y típicamente se han enfocado unilateralmente (desde cada uno de los ministerios), y pareciera ser que los problemas son muchos más complejos, que tienen distintas aristas... y que no basta con dar casas (menos si son de mala calidad). Discrepo eso si del tono de su invitación a los voluntarios presentes: que tenemos que enseñar higiene y otras costumbres según lo que cada uno ha aprendido en su casa. Si queremos realmente producir un cambio en la sociedad, será mejor que lleguemos y salgamos al encuentro de los pobladores de villas y campamentos no en el ánimo de enseñar, sino de aprender y escuchar. Que desde ese encuentro se gesten posibilidades de enseñarnos unos a otros lo que cada uno sabe me parece muy bien.

De Lavín, la presentación que me pareció más plana, destaco el concebir el voluntariado y el servicio público como una vocación a la que están llamados los mejores, y dados los 'costos alternativos', la invitación a hacer cosas grandes, a embarcarse con todo... a arriesgar.

Así que a soñar y a trabajar... a mi parecer, el nuevo aire que nos da el proyecto de armar comunidades de base en los campamentos tiene algo de todo esto, si lo sumamos a todos los demás programas de Techo. ¡No nos quedemos en las intenciones!